Este libro se lee con la pasión con que puede leerse un gran libro de aventuras, que en este caso son también las aventuras interiores del protagonista. Él nos cuenta con toda sinceridad su vida, desde que, ante la guerra contra Hitler, su pasión antifascista lo condujo a ser aviador militar -y destinado como bombardero- en Europa, hasta que su toma de conciencia contra la guerra, y la profundización de sus sentimientos a favor de la justicia (la radicalización de su pensamiento, en suma), lo convirtió en un activista infatigable por los derechos civiles de los negros americanos en aquellos años heroicos, y en un combatiente contra la guerra de Vietnam; lo que, en el curso de su vida, lo condujo a todo tipo de situaciones comprometidas, como perder su trabajo en el Colegio Spelman de Atlanta o conocer la infamia y la miseria de las cárceles.
Entre sus muchas aportaciones a aquellas luchas están, desde luego, sus libros, pero también su presencia física en las universidades, en las calles y en las salas de los tribunales -a veces como imputado, otras como testigo-, ante los que tuvo ocasión de defender, por ejemplo, el derecho a la desobediencia civil, afirmando valerosamente, la diferencia -y aún la oposición- que se da tantas veces entre la legalidad y la justicia.
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